Jorge Enrique Báez Vera

Jorge Enrique Báez Vera
Abogado

domingo, 4 de junio de 2017

Claudio? Hum,¡¡¡ que gato tan creído¡¡¡

Si…así  es  nuestro gato, creído   y  creído como el  solo,…y de ahí  la definición mas exacta que de el dio  Beati, mi cuñada cuando  lo conoció , hace años, ya que al llegar por primera vez  a esta casa , ella esperaba que él la recibiera con entusiasmo y zalamería como ella estaba acostumbrada a ser saludada  por Joaco  nuestro perrito, , cada vez que llegábamos a La Dorada, pero no…Claudio escasamente la miro, ni la determino , para ser mas exactos, así como para el no parecen existir mas seres diferentes a el,  y mas personas  distintas a las que  le servimos para  llevar  su sibarita vida gatuna

Claudio, llego a nuestras vidas un mes de marzo del año 2007,  ….tenia un año entonces, cuando siendo ofrecido en adopción en un puesto que para el efecto tenia dispuesto  la ADA , me miro, en forma por demás  displicente, pero dándome  a entender con su soberbia actitud que nos entenderíamos bien, razón por la cual decido traerlo conmigo convencido que seria una sumisa encantadora mascota que vería con gratitud  la oportunidad de tener una familia que lo acogiera.

Que  equivocado estaba…..en lugar del simpático animalito que creía yo haber adoptado, Claudio nunca se  mostro como tal, por el contrario desde ese primer día se mostro  como  lo que es, independiente, autosuficiente, y convencido que es el  centro al cual debemos girar, quienes tenemos la fortuna de servirle.

A nadie determina, se acerca a alguno de nosotros cuando algo necesita , odia el contacto físico y no permite que nadie se le acerque a mas de medio metro sino es para darle algo de comer, y en especial pedazos de pollo que le fascinan, así como el brócoli y los maicitos , además de dulce en todas sus presentaciones,

Buena vida como el solo, de siesta en siesta, trascurre su vida, unas veces en los sofás, nuestras camas, en mi escritorio cada vez que me siento a trabajar,  sobre las maletas de los visitantes  y si esta haciendo sol tibio en los techos de la casa, a los que trepa con increíble agilidad y desde los cuales otea el dominio que sobre esta su casa, en la cual  nos deja vivir, únicamente para que le rindamos pleitesía y le sirvamos, lo que agradece de cuando en vez, luego de sus jornadas de cacería , cuando se aparece en la puerta y nos ofrenda con algún producto de su cacería, porque esta demostrado que los felinos domésticos consideran a los humanos que con ellos conviven como parte de su manada,  y hace 10 años que Claudio formo la suya y  a ella nos agrego. Muchas  Gracias Don Claudio por tan grande honor.

Blanco a punto de nieve, nunca ha tomado baño convencional , porque su aseo  es minucioso , detallado y muy personal, y además  que es todo un ritual, que empieza ordenando que se le abra la llave del lavadero y se le ponga en posición de goteo, para con sumo cuidado  , dejar que gota a gota el aguas acaricie  su peluda y nívea piel… para luego seguir con la minuciosa  lamida  de la misma , milímetro por milímetro, en forma obsesiva , todo ese maníaco ritual de limpieza, le   permite que su presentación sea pulcra e impecable, haciéndolo  de por si elegante , convencido además de ello, lo que sumado a su arrogancia, lo hacen de verdad ; un gato creído, por que pretencioso es poco para el , creído es lo que es.

Cuando alguien llega a la casa, el escasamente las mira , como dándoles el permiso para entrar , los ausculta y se retira, y al  primer descuido del  huésped , toma posesión de sus maleta y si ha dejado el bolso a  su alcance , como cualquier agente  de la DIAN , en el aeropuerto lo esculca hasta lo mas profundo, para después, si el visitante trajo carro, tomar posesión de el , y subirse al capot del mismo , marcando su territorio, como diciendo….todo lo que hay aquí, así sea temporalmente ; es mío.

Todo en casa es suyo, es especial el sofá de la sala, en el que nadie puede sentarse, por que se somete a tremenda  vaciadón en entendible maullido de desagrado que obliga a cualquiera a levantarse , no sin antes pedirle excusas.

Todo hay que hacerlo cuando el quiere, incluso el despertar, por que  a primera hora del día, se sube a  la cama, y a punta de cocotazos, a mi me despierta y me hace levantar para abrirle la ventana o para que baje a la cocina a verlo desayunar.

Días  duraría  contando  todo lo que es y hace Claudio Martin, por  que ese es su nombre completo, a no ser, por que el dolor que me embarga , es ya tanto  que mis lágrimas no me dejan casi seguir.

Si….Claudio  Martin se fue, partió un día de esta semana , en fecha  que borre de mi mente, y se fue, a su manera…una imprevista , pero letal dolencia, nos obligo a llevarlo a atención veterinaria de urgencias , donde  después de ingentes esfuerzos médicos, el decidió irse, y  cuando él creyó que era la hora, nos aviso, y estando lejos de la clínica, un  palpito en nuestro corazón nos hizo dejar lo que estábamos haciendo para ir a su encuentro…. Al llegar lo vimos muy enfermito…pero sentimos  que nuestra presencia lo tranquilizó de momento….para después de largos minutos junto a el , salir de su habitación...nos fuimos y  cuando no habían trascurrido cinco minutos recibimos el aviso de su  partida….se fue cuando después de vernos…el decidió no sufrir físicamente y pasar al nirvana, rompiendo el ciclo terrenal y  entrando a plano mas elevado, donde ya están Joaquín Emilio y Luquitas.

Claudio Martin, no murió , partió a dimensión superior , cual es la mente y recuerdo  humanos   por eso es  que esto lo escribo en tiempo presente ….porque Claudio sigue vivo, sigue aquí  en esta familia y sigue existiendo  en esta , su casa , reencarnado  en el Guayacán rosado que sembramos junto a sus restos terrenales,…., y seguirá su sigilosa silueta paseándose por este su dominio terrenal y seguirá muy vivo en nuestros espíritus y corazones…y nunca dejará de ser lo que es; un  gato creído.




sábado, 14 de noviembre de 2015


ARMERO: DEL RUIDO AL OLVIDO
La muerte no es más que el comienzo de la vida. ¡No son los muertos los que en dulce calma! La paz disfrutan en la tumba fría; muertos son: los que tienen muerta el alma y aún viven todavía. D. León.”.
Muy de vez en cuando, transito por la carretera Ibagué-Mariquita,  y en alguna parte se encuentra uno con una valla, que dice: “Parque a la vida. Unidos honraremos la memoria de nuestros seres queridos. Gobernación del Tolima. Alcaldía Armero-Guayabal. Corporación Armero Parque a la vida”. Es la entrada a lo que una vez fue Armero.
Por la carretera principal que se transita,   solo quedan los esqueletos retorcidos de las edificaciones, que alguna vez estuvieron de pie. Del Hospital San Lorenzo, tan solo emergen del suelo, el que fue ultimo piso…los tres restantes, se los trago el lodo, del que ahora, renace la vida y una vegetación abundante cubre la ruina del centro hospitalario.
La primera vez que por allí pasé y aun cuando hoy, lo hago, no dejar de pensar de que otrora, allí mismo, se asentó una población prospera, como todas las del norte del Tolima, con una economía propia y una vida organizada. Hoy, allí, en ese mismo lugar, ahí es un   pueblo fantasma, con un aspecto triste y desértico, lleno de cruce… ¡que ironía…lo único de Armero, que no sufrió daño alguno, fue su cementerio, levantado en la colina mas alta del pueblo…lo único que respeto la muerte…fue a sus propios muertos.
Una sola vez, me dio por adentrarme en esa sobrecogedora soledad: Llego al Parque Fundadores, donde se levanta  la inmensa cruz blanca donde S.S. Juan Pablo II oró y lloro de rodillas,  un   6 de julio de 1986, a siete meses y 23 días de ocurrida la tragedia.
Piensa uno ahí, sí hubo  la posibilidad  de que gran parte de la población que allí vivía, se hubiera podido salvar si se hubiese habido un plan de emergencias, pero, ya para que pensar en lo que no fue, lo importante es que ojala no volvamos a ser tan imprevisivos  e irresponsables con nosotros mismos, pues parece ser que eso fuimos por entonces.
Mas adelante esta el  “Monumento a la Vida” realizado por el artista Hernán Darío Nova, el cual se levanta en el centro del antiguo parque principal, y compuesto de cuatro columnas que representan los puntos cardinales y un  relieve del tejido arquitectónico del antiguo Armero.
Una guía, por que las hay, condujo ese día a unos turistas hacia la bóveda del Banco de Colombia. No resistimos la tentación y nos pegamos: queda la caja fuerte intacta , ahora llena maleza, telarañas, musgo, moho y dos lapidas de mármol con los nombres de los empleados desaparecidos, junto con mas de 22.0000 habitantes de la pujante ciudad de la que no quedo nada en pie
Deambulamos por la tristeza y de pronto llegamos al sitio más emblemático de este paisaje desolador: la tumba de Omaira Sánchez, símbolo de la tragedia y en la que hay más de 120 placas de acción de gracias por los favores, por que, a  la niña , la volvieron santa, y hay también una valla gigante con una frase: “Fuiste una niña dulce y bella, ejemplo de humildad y de dulzura, tu paciencia de santa consumada conmovió el duro corazón del hombre, ibas por los verdes caminos de tu pueblo nativo Armero, ardiente el sol sonreía sobre tus cabellos, tus dulces ojos contemplaban las fértiles tierras colmadas de algodonales, arrozales y cafetales.”  Una fotografía de Omaira, en vida, vestida con traje típico y la imagen agonizante que puso al mundo.
Pasada la tragedia, los armeritas sobrevivientes, empezaron a levantar  las tumbas donde creían que habían quedado sus familiares y amigos  muertos, y se plasmaron frases de todo tipo, siendo la que mas me impacto , por su belleza y crueldad, pero llena de realidad, escrita cerca de una mole gigantesca de piedra que trajo la avalancha, y la que se lee:.¡No son los muertos los que en dulce calma! La paz disfrutan en la tumba fría; muertos son: los que tienen muerta el alma y aún viven todavía. D. León.”.
Ya cuando, salíamos de esta terrible soledad y penuria, el ruido, que nos acompaño desde el inicio, de la visita, se hizo mas ensordecedor y doloroso… y no era el ruido de la ciudad despierta y viva…sino un ruido mas estridente y penetrante…si, no hay nada mas, que perfore los oídos…que el ruido del dolor, que el ruido de la tristeza…que el ruido del olvido. Nunca más volví.
(Con la imagen de Omayra, Frank Fournier se llevó el premio World Press Photo a la mejor fotografía del año 1985)